Críticas

……….El cometa Zapisek, Cometa por lo fugaz de su visita, para una mujer de estatura continental…..Cometa, además por habernos permitido observar, o mejor dicho, como lo dijo nuestra Mistral, «abrir nuestros párpados» para mejor conocer. Su obra personal ha atravesado las más diferentes técnicas ,pero primero gracias a su talento………..
Pepe Anzúa, Periódico El Mercurio de Antofagasta, Chile, Agosto 2015


……….Desde hace décadas, Adriana Zapisek ha modulado con serenidad un imaginario en el que el fundamental, por emplear términos de Bachelard, tanto lo acuático cuanto la aéreo, la experiencia del fluir y los ritornellos marinos y la sugerencia del vuelo que atraviesa el dominio de los sueños. “En Zapisek –advierte Albino Dieguez Videla- el espacio sale habitualmente victorioso, pero ella no es hoy una “expresionista abstracta” en el sentido puro. Exhibe siempre un lirismo intencionado y una necesidad –que con el paso de los años se hace mayor- de retomar la alusión significativa. El campo cromático establece sus propia fronteras y es por ello que subraya la latencia, la vibración de lo esencialmente pictórico”. Estas pinturas están cargadas de sugerencias, transmiten una seductora sensación de misterio………
Fernando Castro Florez, Madrid, España, Diciembre 2014.


……….En sus últimos trabajos, Adriana Zapisek parte de la realidad para diseccionarla, descomponerla y reconstruirla a través de su propio lenguaje. Este proceso le ha llevado a la búsqueda dentro de su iconografía de unidades mínimas, distintivas y significativas en la construcción de la imagen que permitan la posibilidad de conjugar repetición y diferencia. A partir de este elemento modular, que la artista denomina núcleo, se edifica un alfabeto plástico desde el cual escribir una investigación personal acerca de la pintura como construcción razonada y experimental……
Carlos Delgado Mayordomo, Madrid, España, Noviembre 2014


……..Sensaciones y emociones, las pinturas de Adriana Zapisek reflejan su rico mundo interior…….
Carlos García Osuna, Revista Tendencias nª 66, Madrid, España, Octubre 2013,


……..“Treinta años de trayectoria profesional avalan la investigación plástica de Adriana Zapisek, que ha desembocado en una plenitud de ritmos y color, de composiciones audaces que traducen una suerte de orfismo constructivista, de planos espaciales en una danza cromática rutilante y misteriosa.
Los títulos poéticos de sus series o sus cuadros nos hablan de antiguas mitologías o viejas leyendas polacas que nos sumergen a su origen familiar. Una veces la pintora juega en su obra con los acrílicos, otras con la materia buscando las texturas expresivas de una narración sugerente……
Julia Sáez-Angulo, La Mirada Actual, Madrid, España, Marzo 2012


Adriana Zapisek, crea desde su inventiva imaginativa, que no es otra cosa que un repertorio visible de sus propias sensaciones que, como tales, son tan propias como evanescentes, recogiendo esa inasibilidad fugaz. Lo hace desde su intensidad emocional, con una pasion que da veracidad y pregnancia a sus imágenes, tan poderosas.
Fermin Fevre, Arte al Día, 2001,  Bs. As. Argentina.


La invencion y la sensibilidad presiden esos “ cuerpos” imaginarios que se enlazan delante de fondos sobre los que parecen flotar. El soporte conceptual se adivina por analogia con formas que provienen de un mas alla profundo, pero que revelan la vitalidad de su origen.
Aldo Galli, La Nación,  2001, Bs. As. Argentina.


…Las pinturas de Adriana Zapisek son una alegría para la vista, llevando al espectador a un viaje sensual por su luz y sus curvas.
The Sunday observer, Jakarta, 1998,  Indonesia.


Una lucha que brinda la paz

Adriana Zapisek es un espíritu y a la vez movedizo, que la lleva a desplazarse no solo en el espacio físico sino también en el espacio metafísico. Discípula del gran maestro Eduardo Mac Entyre ha sabido llegar como la estrella de Goethe sin pausa y sin prisa a lo que hoy es su propio e inconfundible estilo. Sus grandes bandas de color dentro de las cuales se produce el rojo o el verde con sus esfumaturas, se desplazan contiguas o se entremezclan entre sí, complicándose hasta constituir por momentos las múltiples facetas de una extraña piedra preciosa. A medida que avanza en su propia interioridad, Adriana introduce nuevos elementos, de inspiración mística que con gran esfuerzo logra integrar al plano, que es el cable a tierra que no debe abandonar al artista pintor.
Rafael Squirru, La Nación, 1997,  Bs. As. Argentina.


…La envolvente y voluptuosa sonoridad cromática, su pintura llena de color y ritmo, son lo que nos brinda Adriana Zapisek, que representa a la República Argentina en la Galería Wang Fu de Pekín.
China y el mundo Hispanoparlante Magazine, 1997,  Pekín, China.


El rigor geometrico que caracterizaba a Zapisek dio paso a un mayor vuelo emocional, un encuentro mas profundizado del color y de las formas que ocupan el centro del cuadro y parecen surgir de un vacio.
Laura Feinsilber. Ambito Financiero, 1995,  Bs. As. Argentina.


En arte, por lo general , se opta entre varias posibilidades, y entre ellas una opcion frecuente suele ser: fuerza o gracia. Zapisek alcanza la dificil sintesis que une la gracia a la potencia.
Rafael Squirru. La Nacion, 1995,  Bs. As. Argentina.


…Son composiciones modernas de ondas y franjas luminosas sobre fondo oscuro, las obras de Adriana Zapisek son aceptadas con ferviente admiración no solo en Sudamérica, sino también en toda Europa Occidental.
Diario “Trud”, 1993,  Sofía, Bulgaria.


…Las obras de Adriana Zapisek tienen la resonancia armónica que devela el secreto de la creación, buscando siempre una regulación de los sentimientos en libertad…
Eduardo Baliari – El Economista, 1990, Bs.As. Argentina.


…Con una clara síntesis formal, Zapisek define un camino dentro de la geometría.
Rosa Faccaro – Clarín, 1990,  Bs.As. Argentina.


…Adriana Zapisek les da una intensa vida a sus cuadros, que atraen como lo que son, entre vivos, y hasta casi podría decirse que independizados de la inspiración que les dieron origen.
Cesar Magrini – El Cronista, 1990,  Bs. As. Argentina.


…Adriana Zapisek alcanza la difícil síntesis que une la gracia a la potencia, generando alegría sensorial y espiritual.
Rafael Squirru – La Nación, 1990,  Bs.As. Argentina


Hay algo de musical en el “ decir” y el “ hacer” de Zapisek que nos acerca a ciertas imágenes de una propuesta rutilante, pletorica de color y de forma.
Enrique Gene. Arte al Dia, 1990,  Bs. As. Argentina.


Formas continuas y abiertas, cuya organicidad participa de curvas entrelazadas en las que el color y la luz se deslizan suavemente sobre su recorrido, otorgando a la superficie una densidad vital.
Rosa Faccaro. Clarin, 1990,  Bs. As. Argentina.


“Ondulaciones delimitadas por colores en oposiciones de luz y sombra, planos enfatizados y toda la energía de las curvas, conforman un mundo especial al cual sólo podemos asistir si nos dejamos guiar y seducir sumisamente, llevándonos por los movimientos candentes de vaivenes y profundidades que se generan en el juego de colores y contrastes. La precisión, el conocimiento y la perfección en el uso de la técnica se suman a la fuerza expresiva se Zapisek”.
Valeria Soto Lupi, Diario de Belgrano, 1990,  Bs. As. Argentina.


Pintura para intelectualizar, para generar precisamente elucubraciones multiples y ademas interrogarnos: ¿Lo que vemos es como lo vemos o como Zapisek insinua que es ?
Albino Dieguez Videla, La Prensa,  1989, Bs. As. Argentina.


La Pujante Armonía

Alumna de un virtuoso artista – investigador, cuya ascendencia es la geometría creada con características propias a la que se llamó: Arte Generativo(1). Zapisek siguió un camino cercano pero diferente. Ella siempre mantuvo muy claros sus conceptos.
Su obra se define mediante gruesas bandas de color que poseen la resonancia armónica de un ritmo incesante. Amplias curvas que se deslizan sensualmente, otorgando a la superficie una densidad vital.
Son pinturas que generan una marcada sensación poética, logrando que, a través de esa retórica tan particularmente presentada: bandas de colores audaces y vibrantes, que van del rojo al azul, pasando por el amarillo, rosado o verde, impongan su presencia.
Así, su obra aparece deslumbrante, llevando toda la complejidad de una personalidad que nos habla de tormentas y contradicciones entre lo específicamente humano y aquello que lo limita.
Entonces percibimos que su mundo geométrico es diferente; tiene la pujanza de las zonas saturadas en contraste con la gracia que surge del ritmo armónico logrado.
La fantasía de Adriana Zapisek se despliega en ese juego de líneas y zonas – tensiones vitales que desbordan la tela -, produciendo efectos lumínicos destellantes. Son visiones bien definidas, estructuradas en armonía y en el contraste. Se trata de colores “interiorizados” como los llama Rafael Squirru. Algo que Adriana Zapisek lleva dentro de sí y que logra manifestar por el ahínco de su disciplinado temperamento. Y si ella nos facilita la llegada a estos hallazgos es, a no dudarlo, por lo mucho que ha trabajado en elaborarlos. En su última exposición, recientemente realizada en Julia Lublin, Adriana Zapisek ha alterado apenas perceptiblemente la apariencia estética de algunas obras, incorporando insinuaciones rugosas en algunas de sus bandas. Al tiempo que sus colores han bajado su tensión, alcanzando cromatismos menos audaces y más armónicos. Frutos todos de una búsqueda permanente. Es en definitiva, el mundo interior de Adriana Zapisek cada vez más rico.

(1) Referido a “El Arte de Eduardo Mac Entyre”, por Rafael Squirru, incluído en el Nº 56 de Arte al Día Internacional.


Un camino de veinte años

…Pasaron dos décadas desde que vi aquellas obras por consejo de Rafael Squirru y seguí conociendo las que vinieron, por eso no puedo dejar de hacerlas coincidir con etapas vitales de la artista, con su crecimiento individual.
He seguido de cerca el desarrollo de toda la producción plástica que comprende las series de las Gemas, de los Feelings, de las Traslaciones, de Eos, de La mirada de Dios, de los Cantares, de las Operas y la más reciente de los Vuelos. El nombre de cada etapa evoca una situación de la vida, porque en ella está el verdadero germen de cada obra. La vida, con sus goces y los inevitables disgustos, operaron sobre las superficies tersas de colores exaltados, volviéndolas ásperas u opacando las transparencias, por ejemplo, cuando las pérdidas de sus padres arrasaron de dolor a Zapisek.
Pero la mujer fuerte y joven sabe guiar a la artista. La sangre de ella es italiana por vía materna y polaca por la paterna, y estoy convencido de que es esta última la que prima en esa fuerza positiva hasta en los peores momentos, en ese dominio de sí, que he conocido en otras personas de ese origen, como la irrepetible Sofía Chometovsky, gran señora de Varsovia, una de las tantas ciudades en las que Zapisek expuso con repercusión. Ella ha ido y va y viene por el mundo incesantemente, llegando a Inglaterra, España, los Estados Unidos, y hasta a la China, con unas pinturas que siempre consiguen la admiración que nace cuando se reconoce la autenticidad y el esfuerzo de una labor. Reitero: cada serie, cada tela de cada serie, parte de un hecho real, íntimo, que parece haber saltado sobre el soporte irrefrenablemente.
Sucesivas etapas dieron lo suyo, hasta la de ahora, con esos Vuelos, que coinciden con algo también concreto: la mudanza de su taller. Cada tela siempre es una síntesis, y en las de los Vuelos la figura central flota, deja de estar adherida como otras veces porque testimonia la inestabilidad. Una de estas telas alude al 11-S y el pájaro agorero parece el adecuado para el drama, para los sucesivos absurdos que suelen contradecir las ansias de paz por la que claman los políticos del mundo. Esa paz que no existirá mientras las armas sean la moneda más fuerte.
Los Vuelos y un logro más que señala dos décadas de un trabajo tan arduo que no ignoró los tramos de duda y desánimo, cuando el lenguaje comenzó a mostrar necesarias alteraciones en las constantes geométricas y el cauce apareció alterado. Por eso la felicidad posterior del hallazgo gracias a la mezcla y la heterogeneidad que dieron resultados sorprendentes, fructíferos y hasta triunfales.
En Zapisek el espacio sale habitualmente victorioso, pero ella no es hoy una «expresionista abstracta» en el sentido puro. Exhibe siempre un lirismo intencionado y una necesidad -que con el paso de los años se hace mayor- de retomar la alusión significativa. El campo cromático establece sus propias fronteras y es por eso que subraya la latencia, la vibración de lo esencialmente pictórico.
Cuesta pensar en Zapisek, y en otros artistas que se sustentaron en la geometría, como en referentes posmodernos. Sobre todo viendo los niveles de frivolidad e inconsistencia que han encontrado acomodo bajo el amplio paraguas de este término en los últimos años.
Hay una camada de creadores que esquivan la figuración, que buscan sin una adhesión escolástica; en esa libertad está el encanto de las obras que producen, nacidas de un encauzamiento de energía que recorre la superficie del cuadro incidiendo directamente en la mirada del contemplador.
En esta individualidad se asienta la producción de los últimos veinte años de Adriana Zapisek, todavía remotamente fiel a sus primeros maestros, de los que aprendió que la pintura requiere de la entrega, en cuerpo y alma.

Por Albino Dieguez Videla, 2005, Bs. As. Argentina.

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